¿Te ha pasado alguna vez que has comprado algo pensando que
era lo que estabas buscando y cuando has llegado a casa no sirve?
A mi Sí. Con unas fiambreras.
Con lo difícil que es que una fiambrera no sirva para su propósito.
Compré unas fiambreras altas, de cierre por enganche lateral y con un tamaño grande pero que no me llenará el frigorífico.
Pues cual fue mi sorpresa cuando:
1º- al ir a guardarlas no las podía encajar, tenían que
guardarse apiladas. Ocupaban demasiado espacio en el armario.
2º- su cierre lateral no era hermético. No servían para
guardar caldos, ni para congelar alimentos.
Así que acabaron en el fondo del armario y estuve a punto de
tirarlas un par de veces.
¡Menos mal que me resistí a tirarlas!
Les he encontrado un uso estupendo como COSTURERO.
Hasta ese momento mi costurero era una caja bonita que tenía. Pero con el tiempo, los
botones de repuesto que te dan en todas las prendas, el montón de hilos de
colores que necesitas para coserlos, los remiendos de la ropa y principalmente
el Blog, la caja se había quedado pequeña.
Estuve mirando costureros para comprarme uno, pero el modelo
que me gustaba y tenía la opciónes de organización interior estaba fuera de presupuesto.
Por casulidad, porque me recordó a ellas o a saber porque, me vino la inspiración: Las fiambreras y … ¡Genial!
Ahora tengo un costurero organizado, que cabe en cualquier
armario y que puedo ampliar según mis necesidades (hasta que me quede sin
fiambreras, por supuesto).
Os animo a que busquéis soluciones entre las cosas que
tenéis por casa.
Un saludo a Am@s de Casa.
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